Pecados…


La década del 70. Un nuevo escenario cambió la cara de la noche al combinar luz, brillo y música bailable: la discoteca.

Es en este contexto que acompañamos la vida de la familia Véneto. Cuando Michele Véneto llegó a Brasil huyendo de los problemas con la policía y de las dificultades financieras de una Europa en guerra, los quinieleros ilegales todavía eran los “señores” de las áreas carenciadas. Era un poder patriarcal donde el quinielero era al mismo tiempo benefactor de la comunidad, dueño de la Escuela de Samba y árbitro de la justicia local. Había temor y respeto a la figura del quinielero, pero no había un clima de terror como el que impuso el dominio posterior de los traficantes.

Su mujer Ana, una mujer decidida a tener lo que quería, cueste lo que cueste. Donana, como se la conocía, nunca fue de esperar a la suerte. Pero cuando pierde al hijo que espera de Michele, percibe que su casamiento pende de un hilo. Ella descubre que su marido tiene una amante, Stella, quien también está embarazada de él. En realidad, Michele tampoco sabía que tendría un segundo hijo de Stella.

Temiendo por su propia vida y la de sus hijos, Stella entrega a Otavio y a Marco Antonio a Donana. Donana desaparece y finge irse a la casa de parientes, en el interior, para tener el bebé. Cuando vuelve, le hace creer a Michele que Marco Antonio es el hijo legítimo de ambos y que Otavio es un niño abandonado en la favela y que ella adoptó.

 

 

 

 

 

 

 

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