Carlos


No tiene casa y vive con Zé, su fiel perro callejero.  No habla mucho sobre su pasado. Su vida es contada solo en el presente y eso le confiere un aire de misterio y poesía. Sobrevive haciendo pequeñas “chambas”. Carlos no tiene casa pero no es un mendigo. Sueña con ganarse el premio de la lotería para comprar el edificio abandonado en donde vive.

 

Utilizamos cookies e tecnologia para aprimorar sua experiência de navegação de acordo com o Aviso de Privacidade.