Nuestra historia comienza en 1045 a.C. en Belén, territorio Israelita. David tiene 10 años de edad y se está preparando para pastorear el rebaño de ovejas de su padre, Jesé (Isaí). Se le deja a David, el menor de siete hermanos, la función del sirviente de la casa, siendo relegado en relación a los demás ya que sus hermanos ocupan una posición privilegiada y de honor en su familia por ser valientes guerreros del Rey Saúl.
David crece, y se convierte en un gran pastor, pero continua siendo amoroso, humilde y sensible, y siempre en compañía de su harpa con la cual siembre declama bellos salmos y oraciones a Dios. Saúl por su parte, desobedece las leyes de Dios y el mismo Dios, a través de su profeta Samuel le notifica que pondrá en su lugar a alguien que sea mejor que él, alguien que tenga el corazón de Dios, dicho eso, el espíritu de Dios se retira de Saúl y él pasa a ser atormentado por un espíritu maligno.
A partir de ahí, Saúl se comienza a sentir mal y depresivo, y solamente la música de David lo calma. David entonces divide sus días en servir a su familia y a la del Rey y, ungido por Dios ya que fue escogido por él para sustituir a Saúl, cuando llevaba alimentos a sus hermanos en un campamento de guerra, se entera del desafío del Rey quien promete riquezas y la mano de su hija a quien logre derrotar al ejército enemigo de Dios. David, a pesar de su físico tan delgado, acepta el desafío y mata a Goliat, a partir de ahí, por la voluntad de Dios y ahora aclamado por el pueblo él se convierte en el nuevo Rey de Israel. David se casa con Merabe, hija de Saúl, acto que desencadena una serie de conflictos, pero lejos de casa, su destino lo lleva a conocer a Abigail y nuestro protagonista se casa nuevamente, y en su casa mantiene también varias amantes, pero la preferida era Betsabé con quien tendrá un hijo a pesar de perder al primero por ser fruto de un amor prohibido. Toda la trayectoria de David está marcada por historias de amor y odio, intriga y amistad, traición y perdón éste es el gran legado de David: mostrar a la humanidad que todos los hombres son capaces de cometer injusticias y pecados, pero que sólo encontrarán el camino, cuando siga las leyes de Dios.